El oficio de relojero reparador data de hace más de 500 años. Antaño, quien lo ejercía, cuidaba que los relojes mecánicos cumplieran su cometido: dar constancia del paso del tiempo. Era una difícil tarea, pues los relojes mecánicos más sencillos tienen 60 piezas, mientras que los de gran complicación, es decir, los que además de la hora y el calendario en una misma carátula nos informan acerca de las fases de la luna, el calendario perpetuo, la repetición de minutos, la reserva de marcha, etcétera, llegan a tener hasta 1250 piezas.
Toda una vida de estudio y dedicación no es suficiente para conocer los secretos de tan noble oficio.
Toda una vida de estudio y dedicación no es suficiente para conocer los secretos de tan noble oficio.
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